Una canción no se hace en un solo día, sino que hay que componerle la letra, revisar que esté bien redactada, que no tenga incorrecciones idiomáticas o de tesis y que exprese un mensaje completo. Luego hay que hacerle la música, los arreglos para cada instrumento, buscar dichos instrumentos e instrumentistas y grabar y editar. Después hay que saber cómo se va a interpretar dicha canción, cuál tipo de voz le irá mejor y cómo se va a mezclar con la pista musical. Y finalmente, para cerrar todo el proceso, se debe masterizar.
Un libro no se escribe en un solo día, requiere trabajo de investigación, días y días de escritura, revisión de lo que se ha escrito, correcciones de estilo y de fondo, asesorías, y finalmente, la elaboración del manuscrito que irá a los talleres de impresión.
Una buena comida no se hace de improviso, requiere de conseguirse cada uno de los ingredientes, prepararlos por separado, saber en qué momento se mezclan, cuánto tiempo se cocinan, cómo se aderezan, cómo se acompañan y cómo se sirven.
Una casa no se construye en un día, requiere de un diseño, de la aprobación de los planos por parte del gobierno, de la preparación del terreno, de conseguir los materiales, el personal que hará la construcción y de asegurarse que se están cuidando los detalles más mínimos como son la instalación de las redes hidráulicas, eléctricas, de gas y otras.
Todo lo que se quiera emprender en la vida requiere de un trabajo de planeación, de asesoría, de organización y de ejercicio constante.
Son millones y millones las ideas maravillosas que se han ido a la tumba con sus creadores simplemente porque nacieron en un arrebato de emoción y a los pocos días fueron abandonadas en otro arrebato de emoción.
No es el entusiasmarse y decir voy a hacer esto, y esto, y esto, lo que logra la concreción de grandes ideas. Es el trabajo constante y dedicado. Es la decisión de dar pequeños pasos, pero dándolos cada día, sin abandonar el proyecto. Si quieres subir un edificio de cien pisos no te afanes por querer lograrlo dando saltos de a cinco pisos, basta con que des sólo un paso, y uno, y uno, y uno, y continúa así, hasta que llegues al cien.
El problema con mucha gente es que se desanima y abandona estupendas empresas sólo porque no lograron grandes resultados en poco tiempo. Se les olvida que los enormes leones alguna vez fueron pequeños cachorritos.
¿Quieres hacer una carrera universitaria? Comienza simplemente por reclamar el formulario de inscripción, eso es todo. Mañana harás otra parte, y luego otra, y ya verás lo que pasa en cinco años.
Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.