La ley de Dios nos hace pecar, nos maldice, mata y condena.

La ley de Dios nos hace pecar, nos maldice, mata y condena.

(Juan 1:17; Romanos 11:6).

La siguiente historia aconteció en un aula de clases donde los chicos presionaron al maestro para que les absolviera algunas inquietudes sobre la Biblia y la salvación del alma. “Las preguntas que ustedes me han hecho sobre la Ley de Dios son legítimas y están en todo su derecho de formularlas. Así es que les voy a responder dándoles los textos bíblicos y explicándoles cada pasaje en un lenguaje que hasta un niño pueda entender:

Juan 1:17 dice que la Ley vino por medio de Moisés, hace más de tres mil 500 años. La Ley, o “Torá” para los judíos, eran en realidad 613 mandamientos y no diez como muchos piensan. Por su parte Romanos 7:7 dice que la Ley vino para que conociéramos el pecado. No que no existiera el pecado, sino que no lo conocíamos, mas la Ley nos lo presentó y nos demostró que éramos pecadores porque no podíamos cumplirla. En Mateo 5:17 Jesús dice que Él no ha venido a anular la Ley, sino a cumplirla en sus más mínimos requerimientos, y es que Jesús es Dios hecho humano y cumpliendo la Ley a favor nuestro, que no fuimos capaces de cumplirla, ni nunca lo seremos. Por ello es que él la cumple por nosotros y luego la anula para dar paso a la Gracia, que es el método de salvación en el que no vamos al cielo por cumplir la Ley, sino por creer en Jesús, quien la cumplió por nosotros. Por eso Juan 1:17 dice que así como Moisés trajo la ley, Jesús trajo la Gracia hace más de dos mil años. Y Romanos 10:4 aclara que Dios ya no nos acepta por cumplir la Ley, sino por confiar en Cristo, porque con Cristo la Ley llegó a su cumplimiento.

Gálatas 3:24 nos enseña que la Ley fue nuestro ayo o un maestro parcial que nos llevaría a nuestro maestro definitivo,  que es Cristo, puesto que él es la única fórmula de salvación. Gálatas 3:10 dice que si estás en la Ley estás bajo maldición. Y Gálatas 4:1-3 agrega que la Ley es un sistema de esclavitud. Por su lado 2 Corintios 3:6 dice que la letra, que es la Ley escrita, nos mata. La Gracia, al contrario de lo que afirma la Ley, nos dice que somos salvos, que estamos bajo bendición, que somos libres y que hemos sido vivificados por el Espíritu Santo.

¿Y qué tiene que ver el Espíritu Santo en todo esto? Mucho, porque la salvación la planeó el Padre y la ganó Cristo para nosotros, pero el que la aplica a cada ser humano es el Espíritu Santo. Sólo podemos dejar la Ley y vivir en la Gracia cuando somos renacidos y guiados por el Espíritu Santo. Es por esa razón que Gálatas 5:18 dice que si somos guiados por el Espíritu Santo ya no estamos bajo la Ley. Y el Espíritu Santo no nos ha hecho perfectos, sino que nos está perfeccionando cada día. Y tengamos presente que al cielo llegaremos sin terminar el proceso. Sí llegaremos siendo justificados por la fe en Cristo, pero no siendo perfectos. En el cielo es donde seremos completamente santos, pues sin esa santidad nadie verá al Padre.

De manera chicos que la Ley vino básicamente para cuatro cosas: Para que conociéramos lo que agrada a Dios. Para que conociéramos el pecado o nuestra incapacidad de agradar Dios. Para llevarnos a Cristo quien es el único que ha cumplido la Ley, y a favor nuestro. Y para llevarnos al Espíritu Santo, quien es el único que, después de salvarnos, nos puede ayudar a vivir día a día agradando al Padre”.

 

Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.

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